viernes, 8 de junio de 2012

Otro día


-El dolor en el pecho, por favor, ¿se lo produce qué?
-No sé, estar con una mujer que me gusta, y que deseo…
-Sí…
-Ése es el punto principal.
-Pero Larry, si le gusta, ¿por qué es doloroso estar cerca de ella?
-En esos casos siempre pienso en mis defectos, en que a la persona no voy a caerle bien, porque mi nariz es demasiado grande, o se me está cayendo el pelo, o mi voz es desentonada, o porque no tengo gracia, o suficiente verba. Siempre me las arreglo para echar todo a perder.


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-No, nunca. Uno puede conseguir a todas las otras [mujeres] sin ningún problema, pero queda siempre suspirando por alguien más. La persona que realmente quiere, la que es mágica para uno, la que resolvería todos los problemas, y le colmaría todos los vacíos, y le curaría todas las heridas, esa persona es casi inalcanzable, y uno se debilita a medida que se le acerca.
-Pero el momento llega en que la alcanza. Eso quiero recordar, porque sé que la alcancé. Más aún, se que si pudiera recordarlo todo, no me importaría no tenerla aquí ahora.
-…
-Me cree cuando le digo que la alcancé, ¿verdad?
-No
-¿Por qué?
-Porque es una ilusión. El que alguien o algo desde afuera pueda completarnos.

(de Maldición eterna a quien lea estas páginas de Manuel Puig, novela desesperante si las hay)




Puede o no puede, o puede pero no quiere, o no puede pero quiere. Quiere, no, sí, no, no quiso, o no pudo. No sé. Después se perdió en la marea otra vez. Salí a buscarlo, no lo encontré, me perdí yo. La costa está lejos, el cielo está lejos, el pasado está lejos. Soy un punto de fuga.


 
 

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